Sh2-129 y OU4.  © Francisco José Corregidor

Astrofotográficamente hablando el año 2022 ha sido desastroso.
Y el caso es que la cosa prometía en el primer trimestre. Durante el mes de marzo se me presentó una oportunidad que no pude rechazar: la adquisición de un Takahashi FSQ85-EDX. Si hubiera tenido la cabeza fría hubiera declinado la oferta ya que está más o menos en el mismo rango focal que el TS80Q que venía disfrutando, pero el precio y el estado del equipo me obligaron a decir que sí: era un tren que pasa una sola vez en la vida. Alguien me dijo que es la espada ninja de la astrofotografía.​​​​​​​
Pasé la vacaciones de Semana Santa diseñando y montando el setup de los equipos de astrofoto ya que anteriormente a la oferta del tubo me había regalado para mi cumpleaños un RBFocus Gaius-S dado que quería eliminar trastos sobre el tubo y centralizar la operación con la posibilidad de supervisarlo desde el coche por escritorio remoto. Hice nuevos cableados, nuevas configuraciones en el ordenador y hasta mecanicé una chapa para alojar el Gaius... muchas horas.
El pico de trabajo anual (y algo mucho peor de lo que no hablaré aquí) en lo mejor de la primavera me impidió comprobar el funcionamiento de lo instalado hasta que llegó el verano ¿y quién tuvo la ocurrencia de alimentar la cámara con polaridad inversa achicharrando todos sus circuitos internos? 
Efectivamente: un servidor. Maldito cable con los polos cambiados.
Me quedé sin cámara a principios de julio y con las malas perspectivas de tener que mandarla a China para su reparación sin fecha de retorno; afortunadamente las gestiones del responsable del servicio técnico en Europa de QHY (en la República Checa) hicieron que me llegara una nueva desde Pekín en lo primeros días de agosto. Gracias, Jan.
Mientras esperaba a que el asunto de la cámara se solucionara, decidí que la montura necesitaba un repaso de mantenimiento y un cambio de rodamientos porque costaba mucho mover los ejes y eso no podía ser. Imaginad a un absoluto inexperto en mecánica metiéndose a desmontar todas las piezas y poner a punto un mecanismo de precisión porque ¿por qué no? La calentura del verano más caluroso en décadas me hizo decidir que era capaz de hacerlo, así que from lost to the river. Un vídeo de Youtube era toda la documentación de la que dispuse para realizar la tarea.
Pues lo hice. No me preguntéis como conseguí ajustar los engranajes, pero después de muchas horas y a punto de llevarla a un especialista finalmente lo conseguí.
Así que ya podía salir a la noche alcarreña a hacer lo que más me gusta: sufrir porque algún detalle se me escapa para hacer fotografías astronómicas. Pero no, esta vez obtuve unas 13 horas en tres sesiones de la nebulosa del Murciélago batiente con su Calamar dentro.  
​​​​​​​Los evidentes halos rodeando las estrellas centrales se deben al diseño óptico del filtro Optolong L-Enhance con telescopios de focales inferiors a f/4. Durante el otoño adquirí un IDAS NBZ especialmente diseñado para ello que todavía no he tenido la posibilidad de estrenar. Escribo esto a mediados de enero. 
Esta es la única foto que he podido hacer en todo un año con un equipo sobre el que prefiero no hacer cuentas de su coste. Un otoño y principio de invierno plagados de inconvenientes como el mal tiempo me han impedido sacar los trastos astronómicos a pasear, así que en términos de balance económico anual esta es la foto más cara que he hecho en mi vida. Pero esto no se mide por los euros que te gastas en el equipo ¿verdad?
Un poco de historia sobre estos objetos:
A finales de los años 50 Stewart Sharpless descubrió usando un telescopio del observatorio Monte Palomar la nebulosa Sh 2-129, el después denominado "Murciélago batiente" y en 1959 lo publicó junto en un catálogo de 313 regiones H-II.
Pasaron los años y en 2011 entró en juego la astrofotografía amateur. El francés Nicolas Outters se puso a disparar tomas de 30 minutos sumando 12.5 horas con un Takahashi FSQ 106 (el "hermano mayor" de mi nuevo tubo), una cámara CCD SBIG 630e y filtros Hα, [SII] y [OIII]. Al apilarlas apareció lo que el llamó Le Calamar. Cosas de los franceses: que hablan francés. Al no encontrar nada por la red que reflejara el cefalópodo habló con la profesional Agnès Acker, quien confirmó la presencia de Oxígeno III en grandes cantidades. En este enlace está el artículo con los estudios completos, por si tenéis interés. 
Ou4 muestra una estructura de disco central con dos grandes lóbulos de una nebulosa planetaria bipolar con un espectro muy fuerte de [O III] veinte veces más intenso que en Hβ, lo que es indicativo de la presencia de una estrella central muy caliente, HR 8119, un sistema triple.
Parece que Ou4 se encuentra efectivamente dentro de Sh 2-129, indicando que HR 8119 fue quien hace alrededor de 90000 años formó la nebulosa. Aunque por otro lado es posible que sea fruto de los últimos estertores de una estrella de masa solar al pasar a la fase de supergigante roja.

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